jueves, 15 de diciembre de 2011

[8] La verdadera lucha siempre es con uno mismo

Cuánto nos cuesta Ver. Vivimos inmersos en el mundo de la ilusión; no nos escapamos de ella, aunque de cuando en cuando seamos conscientes de que es solo ilusión. Podemos cuando estamos serenos y lo suficientemente preparados centrarnos en percibir la realidad, pero basta el simple vuelo de una mosca para volver a sumergirnos plenamente en el olvido. En mi caso, llevo bastante mejor la teoría que la práctica, lo que supongo les ocurre a muchos.
       Leyendo el libro Anatomía del espíritu, de Caroline Myss, he hecho un viaje en retrospectiva a todas las dolencias físicas que recuerdo. He superado muchas, otras las llevo más o menos bien, y otras van reapareciendo. Hasta aquí lo normal en toda persona; una serie de enfermedades que padecemos prácticamente todos. Esta es la versión de la ilusión. La realidad es… ¿Qué provocó realmente que un día un virus me enfermara, mientras que en otros momentos no pudo prosperar? ¿Qué provocó una serie de pequeños o grandes accidentes? ¿Qué provocó una serie de enfermedades más o menos graves?¿Qué provocó el mismo tipo de vivencias con el mismo resultado?
       La respuesta siempre es la misma: mi energía vital estaba baja y su bajón proviene de mis sentimientos. Cuesta reconocer que aún en la infancia tenía mis dilemas, mis alegrías, mis miedos, y que todos ellos condicionaron mi nivel energético. Superé muchas de las enfermedades, pero ¿superé lo que me las provocó? ¿He logrado ser valiente, o solo un poco más valiente?¿He logrado ser generosa, o solo un poco más generosa?¿He logrado amarme, o solo amarme un poquito más? Pues esas y no otras son las verdaderas causas de mis enfermedades y vivencias. La respuesta a estas preguntas y otras parecidas duele, pero siempre es la misma. 
       Una vez esto comprendido, he de enfrentarme a mí misma; he de poder ver el hilo conductor de todas mis tribulaciones y alegrías; reconocer que cuando he aparcado, rodeado, huido de una lección vital, lo he hecho solo a nivel consciente. La vida una y otra vez me enfrenta a la misma decisión: ¿Te amas, te respetas, te sientes orgullosa de tu conducta, eres cobarde, eres generosa, eres leal contigo misma, has aprendido de veras a amar? Ahora ya se que no tengo escapatoria; mientras no enfrente y supere la lección volveré a repetirla. Solo puedo decir…que estoy en ello.
       Se que cada paso que doy en el mundo de la ilusión o consciente es justo el que me lleva a la experiencia, a la lección para lograr entender, asimilar y superarme a mi misma, aunque sea de manera completamente inconsciente. Muchas veces me he visto experimentando actitudes de otros que creo sinceramente injustas, solo para recordar que estas actitudes ya las vi,  pero sin que me afectaran directamente. Eran otras personas las que las padecían, muchas veces de manos de las mismas personas que ahora me dañan; y yo callé, giré la cabeza, me acobardé. No tuve el valor en su momento, aunque ya haya detectado como incorrecta tal actitud. Ya se sabe el dicho: “quien calla otorga”, y ahora la vida me enfrenta a la misma situación, solo que más dolorosa, para darme “una nueva oportunidad” de aprender, de tener el suficiente valor.
       ¿Cuántas experiencias, cuántas oportunidades se necesitan para vencernos a nosotros mismos? Conscientemente lo ignoramos; un día damos el paso y nos damos cuenta de que no fue tan terrible; que de hecho fue mucho peor el sufrimiento mientras no lo dimos. Y ahora que ya hemos dejado atrás este reto nos sentimos mucho más fuertes, seguros, libres. Cuidado con pensar que ya no volveremos a enfrentarnos a este reto; la vida nos lo pondrá delante una y otra vez: Si de veras hemos comprendido ni nos daremos cuenta, pues nuestra elección será desde lo asimilado. Si no lo hemos resuelto bien, volveremos a tropezar, porque la lección no estuvo bien aprendida.
       Cuando hemos aprendido a sumar ni nos damos cuenta de las veces que sumamos a lo largo del día. Mientras no lo dominamos, mientras no tenemos integrada la suma, el resultado o es erróneo, o nos hace dudar de que lo sea. El pasado siempre vuelve, quizás con diferentes caras, pero vuelve a ponernos delante el mismo reto.  Me estoy grabando conscientemente en la mente “Todo está bien” viva lo que viva; he de enfrentarlo como una lección necesaria para mi aprendizaje. Da igual que me toque la lotería o que sufra un gran dolor anímico o físico. No es el qué vivo sino el por qué lo vivo, lo que hará que comprenda.
       La experiencia me dice que una vez superada la lección, voy a por otra. He superado enfermedades, ¡algo he aprendido! Ahora no puedo (por mi propio bien) dormirme en los laureles de lo conseguido. Tengo retos delante. ¡Ánimo! Son por mi bien. Mi nivel de energía es un buen barómetro:  alto= voy bien; bajo= camino equivocado). Aunque se me atragante algunas veces, sé que he de agradecer siempre a quienes me dañan,  tanto o más que a quienes me miman en las experiencias vividas.

Fuente: www.antahkarana-reiki.blogspot.com

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