Hoy
voy hablar un poco de mi, nunca lo he hecho y creo que ya es tiempo, por lo que
os confesaré un secreto, por si a alguien puede ayudar el ver la vida de este
modo, es algo que no dejo de buscar constantemente en todas y cada una de las
personas con las que me cruzo en este vagar terrenal, y es que si algo tiene la
capacidad de seducirme más allá de cualquier otra cosa eso es la ‘inteligencia’,
en toda la inmensidad que el concepto conlleva. Hablar de lo que significa para
mi la palabra ‘inteligencia’ daría para largas horas de reflexión, pero de
forma resumida diré que lo que busco en mis hermanos del alma y más me complace
encontrar es aquella cualidad que hace que una persona tenga el impulso interno
de indagar, de conocer, de saber, en resumen, que tenga sed de sabiduría, un
espíritu curioso y tras haber llegado a un punto, al que todas estas almas
inquietas llegan en algún momento, sean capaces de integrar todo aquello que han
aprendido y emplearlo para su avance espiritual… para mi la persona inteligente
es aquella que tras haber investigado, tras haber leído, tras haber quitado sus
propias conclusiones de todas y cada una de las informaciones que le fueron
llegando a su vida, es capaz de volver al punto de partida, es decir, es capaz
de quitar todas las capas de programación adquirida, de volverse niño de nuevo,
de vivir el instante presente, de disfrutar del regalo que supone estar aquí
para compartir experiencias, sin juzgar a nadie ni nada, porque todos tienen
una historia y trayectoria vital, y a través de las muy diversas experiencias
que vivieron llegaron al punto en el que actualmente están, por lo que no somos
quien para juzgar a nadie si entendemos que cada uno es la mejor versión de si
mismo, que cada uno da lo máximo que puede teniendo en cuenta como ha asimilado
e integrado dentro de si sus experiencias vitales, y si no supieron sacar lo
positivo de las experiencias vividas, considero que lo que menos deberíamos
hacer es juzgarlos, pues nadie está libre de errar, quizás la mejor opción
sería compadecernos de ellos, por no saber quitarle el jugo a la vida, por no
saber integrar de la forma más positiva todo lo vivido para evolucionar.
Por
todo ello, admiro a las almas inteligentes, porque pasasen lo que pasasen en la
vida, son capaces de demostrar a los demás con sus acciones y su vagar diario
que supieron integrar lo negativo transmutándolo en positivo, supieron ver más
allá, puesto que se liberaron de las ataduras a las que la programación
adquirida nos ancla, supieron vaciarse a si mismos, ver con claridad, con
inocencia y de forma completa … como los niños, solo que con una diferencia,
que los niños no poseen la información y experiencia vital que una alma
evolucionada y por lo tanto, inteligente, si tiene y eso es lo que los
diferencia de los iluminados … aunque, bajo mi punto de vista, los niños son
los grandes sabios de este planeta solo que les falta vocabulario para
expresarse. Por todo, solo me resta decir ¡¡ si los niños hablasen … cuánto aprenderiamos!!!
Fátima López.
Fátima López.